Señor Director:
Recuerdo que, en mi ya lejana juventud, leí una obra del eminente neurólogo y psiquiatra austriaco Sigmund Freud, en la cual el creador del psicoanálisis concluye que las dos fuerzas motoras esenciales en el hombre son el sexo y el poder. Juntas suelen ser explosivas y detonantes, como lo veremos en la pequeña historia que narro a continuación:
Se trata del amor surgido entre el ex presidente de un país vecino y una ex reina mundial de belleza, treinta años menor que él. El flechazo seductor se produjo cuando la reina entrevistó televisivamente al presidente de aquella nación. Con posterioridad se casaron.
Tiempo después, en un programa de televisión en el que ambos participaban, el conductor le preguntó al político cuál era el tango que lo interpretaba más en sus sentimientos, respondiendo éste que "Pasional", título que pasó inadvertido para la reina y el entrevistador.
Sin embargo, para los que amamos el tango, el presidente había abierto su intimidad, su real perfil humano. La letra de "Pasional" (1951) la escribió el poeta Mario Soto y la música, Jorge Caldara.
Allí se dice: "No sabrás, nunca sabrás lo que es morir mil veces de ansiedad". "Tus labios que queman, tus ojos que embriagan y torturan mi razón". "Te amo mucho más cuando estás lejos de mí". "Tus manos desatan caricias que me atan a tus encantos de mujer". "Tengo miedo de perderte". Y remata: "Estás clavada en mí como una daga en la carne, ardiente y pasional quiero en tus brazos morir".
Estas palabras, ¿interpretarían a cabalidad su impetuoso enamoramiento?
Sin embargo, la desgracia amorosa para el presidente fue que su bellísima y atractiva reina no estaba ni allí con la política y la pasión tanguera de su marido. Ella aparece como proclive a la estridente música americana y participa frívolamente de la superficial exposición farandulera y mediática.
Por todo lo anterior, columbro que el ex presidente, fervoroso devoto de "Pasional", no perdonará jamás la reciente infidelidad cometida por su ex reina, porque él, además de político y tanguero guapo, es ahora un macho herido.
SERGIO GUILISASTI TAGLE
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